Arquitectura
El Castillo de Santa Maria da Feira emerge como una joya única en la arquitectura militar portuguesa, siendo testigo de la evolución defensiva desde el siglo XI hasta el XVI. Originario de un antiguo castro romano y fortalecido durante la reconquista cristiana, el castillo, notable por su «Torre del Homenaje», conserva rastros del legado dejado por D. Sancho I, enriquecido posteriormente bajo la tutela de Fernão Pereira, designado por D. Afonso V para su restauración en 1448.
La historia del castillo está entrelazada con figuras prominentes como Rui Vaz Pereira, el primer conde de Feira, y el período de declive militar que llevó a su adaptación como palacio señorial en el siglo XV. La importancia histórica culmina con la designación del castillo a la Casa del Infantado en 1708, tras la muerte del último conde.
La entrada majestuosa, protegida por la «puerta del pueblo» y su barbacán, conduce a la «plaza de armas», rodeada por el «camino de ronda». La imponente «Torre del Homenaje», residencia emblemática con grandes chimeneas, narra la historia residencial del castillo. Junto a ella, la «Torre del Pozo» revela un fascinante pozo de 33,5 metros de profundidad.
La «tenaza», obra de fortificación, y la estratégica «Torre de la Casamata», testimonian la adaptación a las armas de fuego en el siglo XV. El lado occidental presenta un recinto defensivo con bombas y troneras efectivas en todas las direcciones. La encantadora capilla hexagonal, construida en 1656, reemplaza a una antigua ermita, conservando un núcleo precioso de imágenes de piedra de Ançã.
El Castillo de Santa Maria da Feira, más allá de su grandeza, es un testimonio vivo de siglos de historia y evolución arquitectónica, representando un hito indeleble en el paisaje cultural de Portugal.